Debo confesarlo: nunca me ha gustado la poesía.
La respeto como forma de arte, y más aún a quienes tienen la capacidad de crearla y cultivarla, pero la verdad es que nunca he podido entenderla, y mucho menos he tratado jamás de escribir poesía. Mis gustos literarios siempre han gravitado en torno a la narrativa tradicional, tanto que casi siempre encuentro pesadas y aburridas las obras narrativas excesivamente poéticas.
Sin embargo, desde hace un tiempo he venido leyendo, disfrutando y aprendiendo un poco sobre los haiku, al punto de que este tipo de poesía ha llegado a llamarme la atención lo suficiente como para motivarme a hacer el intento de escribir algunos.
Le dejo, entonces, una humilde muestra de lo que he hecho hasta el momento, con la esperanza de que mi atrevimiento no desatará la ira de los espíritus de Bashō y el resto de los maestros japoneses…
Mirada interior
Vuelan muy alto
mis sueños solitarios
y se diluyen
Mirada de niño
que revela lo que soy
como un espejo
Duele tan hondo
tu mirada esquiva
cuando regresas
El mundo toma
colores apagados
estando solo
Volúmenes, páginas
pilares de palabras
Muy poco tiempo
Quince minutos
para el amanecer
Sigo durmiendo
Mundos
Cuatro paredes
testigos de guerras
intestinales
Cruje la noche
cuando cae el cielo
avergonzado
La pared blanca
repleta de nada
dice tanto
Indiferente
entre el concreto
una rama
Miles de luces
colorean con vida
la montaña
Calurosa noche
que esconde secretos
gélidos
Motas de polvo
construyen ciudades
sobre la repisa
Uno sobre otros
mosaico de concreto
Seres vivientes
Al compás del viento
huyen las burbujas
Los niños soplan
Entre la aves
e inmóviles hojas
suena la ciudad
Arden naranja
saltando entre nubes
rayos de sol
Gotas de lluvia
sobre el faro caliente
Nubes de vapor
Arde tungsteno
entre blanco y amarillo
y ahuyenta la noche
La ciudad habla
un idioma diferente
al de los pájaros
¡Canta, canta!
vendedor de helados
Llega el verano
Naturaleza
Alzas el vuelo
oscuro buitre
Hora de cenar
Mosca incauta
descansas en la trampa
de la araña
Apenas sopla
la brisa nocturna
los perros aúllan
Osada brisa
que perturba las ramas
El árbol despierta
Relámpago
de noche como foto
en negativo
Ellas
Contra las olas
curvas entre curvas
silueta de mujer
Sutiles hoyos
en la espalda baja
Dulce fetiche
Belleza es
el perfil sinuoso
de su espalda
Posar mi mano
sobre tu bajo vientre
Cálido placer
Solo el recuerdo
de aquellos labios
persiste
Dulce belleza
te presentas ante mi
cuando ya es tarde
Juegos
Cinco sílabas
siete y luego cinco
dan vida al haiku